Pasando en romanticismos,
cayendo de a poco en un rio estacional,
cálido. . . ¡Abrazante!
Incinerador de venas,
de pulsiones corpóreas.
La piel se ensancha ,
se abre ante el roce sutil pero certero,
de los dedos embriagantes,
de un amante silencioso.
Los poros no son más que puertas incitantes,
que invitan a explorar. . .Cada corrientazo. . .
Cada sensación.
Se funde el deseo, la ansiedad y el descontrol.
Pensando sin pensar. . .
Agitando el mar de evocaciones.
Los latidos se aceleran. . .La respiración se entrecorta.
Dobles ritmos frenéticos
que se desgajan en murmullos asfixiantes
que vician la atmosfera de seducción y encanto.
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