No me duele,
no me importa,
no me acuerdo.
No tengo corazón,
mucho menos sentimientos.
¿Quién dijo que ahora leo tus palabras en mi cuerpo?
No. . .
No
!Y no!
Ya no. . . Te quiero.
Ni te extraño,
ni suspiro en tus deseos.
Ni me arrimo a la melancolía,
del fallido encuentro.
Ni remuevo mi esperanza,
en los rastrojos sobre el suelo
Ni abrigo mi soledad,
con los girones de tus versos
Ni caliento mis noches largas,
con el fantasma de tus besos.
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