Y fue así como mi figura yo mande
a acunarse al lado de tu cama,
volando hacia a ti
subida en mis suspiros,
y mi alma atada a sus bolsillos.
A depositarse como cada noche en tu lecho,
a darte el calor que sin ti le sobra a mi cuerpo.
A rodearse con tus brazos,
arrullándose al compás de tu pecho,
para embriagarme con el sabor de tu presencia,
mientras me adormilo dulcemente
entregándome a vivir y dormir
en sueños contigo.