Y si. . .
Contemple la copa vacía,
vacía del vino dulce-amargo,
provocador y elocuente de tu presencia.
Me embriague evocando tu imaginación seductora,
baile mis ansias en las letras de aquellas canciones,
que hicieron delirar mi corazón.
Ahora Divago. . .
Divago en esta noche de soledades y desencantos,
en una poesía mimada que ya no tiene manos que la acaricien.
Me dedico a juntar rastrojos,
A girar en una rueda sin movimiento,
con el sabor a alcohol en mi boca
y los cristales en mis dedos.
¿Y si rompo esta botella, como se rompió este sueño?
¿Si la arrojo lejos, o la estrello contra el suelo?
¿Dejare al fin de extrañarte?
Ahora comprendo aquello de que nunca estaría sola.
Mi mundo se impregno de ti,
peleando a mi memoria por el recuerdo,
jalando emociones de rincones apesadumbrados,
sin darme tregua ni descanso de necesitarte,
de solo hallarte en reflejos falsos,
en recordatorios.
¡Malditos sádicos!
Acaso no es suficientemente malo estar sin ti. . .
¿Que tengo que estar contigo sin estarlo?